El cotejo fue todo de UdeSA, con apariciones aisladas de los de verde. Los volantes ofensivos y los atacantes de San Andrés fueron demasiado para la flojísima defensa visitante, que hizo agua junto con el inexperimentado arquero (quien recién usó guantes cuando Atila Basualdo le prestó los suyos en el segundo tiempo).
El primer gol de los locales llegó a los 4’: centro de Ale Vander, Lucas que la baja de cabeza y Mauro Yellow Shoes que clava una bolea exquisita al ángulo derecho del uno de UCES. Un verdadero golazo para este jugador que desde el jueves pasado se tiene una fe bárbara.
A los 18’ llegó la segunda perla de la tarde: el Comandante Biggio (observado de cerca por sus padres) que pone un pase en profundidad que pasa por arriba de toda la defensa y deja a Lucas en soledad, que define sutilmente al palo izquierdo del guardameta, en una muestra de efectividad a la hora de quedar mano a mano.
El tercer grito fue a los 25’: Rama Asador Alonso que gobierna a pie firme un contraataque y pese a los gritos del DT decide aguantar la pelota, tirando un pase cruzado de pizarrón para la entrada de Speedy Berardi, que le gana al arquero en velocidad y define tranquilo para deleite de la hinchada femenina.
Y como estas chicas de la platea (al igual que todas las mujeres) nunca se conforman con lo que hay, los cruzados fueron por más. Así fue que Lucas Escudero se convirtió en el goleador del equipo a lo 38’, al definir de primera un centro de Ale Vander, tras una corrida excepcional de este multiuso. 4 a 0 y al descanso.
El segundo tiempo fue más aburrido que el primero, porque UdeSA reguló un poco sus energías, y porque UCES no supo cómo armar una sola jugada colectiva de riesgo. Cuando todo parecía indicar que el resultado no se movería, llegó el último regalo de la jornada: un defensor visitante le pasa la pelota a su arquero, éste intenta despejarla con el pie pero yerra el remate, y la pelota que se mete lentamente en el arco. 5 a 0 y listo el pollo, pelada la gallina.
Los últimos minutos del partido se jugaron por compromiso, y para permitir que Atila Basualdo se diera el gusto de jugar sus primeros minutos como delantero, en reemplazo del hermano de Romina Berardi. Si bien se lo notó falto de velocidad, Dj Basu mostró una pincelada de su magia en una pared de primera con Rama Alonso, y después de un centro de éste hábil número 8 casi convierte un gol cuando la pelota le quedó picando cerca de la línea.
De lo demás, cabe destacar el partidazo que jugaron Juampi (tal vez en su mejor producción del año) y Ale Vander (cuyo rendimiento pareciera ser asintótico y no tener límites), y como ya se dijo, la notable efectividad de los jóvenes delanteros. También haremos mención a Taylor Sloane, quien jugó su último encuentro con la camiseta de San Andrés; te vamos a extrañar gringo!!! (y si lo ves a Jonay, decile que no vuelva…)
Parece que en este fin de campeonato, al fin Mantaras encontró el equipo, y se nota que el grupo está más unido que nunca. Resulta lejano aquel encuentro de un martes por la noche cuando un grupo de jugadores comprometidos se reunió en el quincho del negocio de Rama para decirle basta a la frustración, y para ponerle el pecho a las balas del descenso. Y vaya que ese cambio de actitud ha dado sus frutos: San Andrés ya es casi invencible de local, e incluso da cátedra cuando lo vienen a visitar. Sólo falta mejorar la puntería cuando vamos de excursión a campos rivales (y entrenar doble cuando se juegue en Morón), y seguir convenciéndose de que más allá de lo que digan crónicas apócrifas e hipócritas de otros pseudo comentaristas, EL MEJOR FÚTBOL DE ADAU ESTÁ ACÁ. Porque ningún equipo tiene la seguridad de Panchito García y su versatilidad a la hora de jugar de delantero; la muralla china que edifica el loco Etchart en cada encuentro; el lirismo de Nacho; el péndulo de Mauro Ríos, que encima gana de cabeza; el mando firme y exacto del Gaucho Mascherano (qué Gago ni qué ocho cuartos, el mejor cinco del torneo está acá!!); la potencia, sabiduría, desborde, pegada y alcohol en sangre de Ale Vander; la juventud, velocidad, marca y casi gol de Juampi; la filosofía, solidaridad, asados, mate y velocidad de Rama Alonso; la altura, tranco largo y definición de Lucas; el rayo Berardi que además de correr 100 minutos por partido ahora le pega de bolea; la diversión y talento exquisito de los juveniles Peluca Charnas y José Escalante; todo lo que representa un tipo de mundo como Julián Genoud, que es un ejemplo de crack, humildad y entusiasmo; las pinceladas del Pocho Charnas, que como Riquelme, no necesita entrenar para ser el mejor; la pegada, simpatía y fiesta del RRPP Emi Anselmi; la bravura de los hermanos Tello; la perseverancia de Herno Civitillo que nunca dejó que la lesión le sacara las ganas de jugar, y que es capaz de seguir en una pierna; la paciencia de Panchito Ventura para esperar su oportunidad y para colgar las redes sin que su compañero de oficina lo ayude; las locuras del Mono Miller que desde afuera es uno más del equipo; la constancia de Mantaras para seguir dando indicaciones aún cuando todo parecía perdido, creyendo siempre en estos poetas del césped, y transmitiendo todo lo que sabe; y por último, las manos de Atila Basualdo, siempre listas para tratar de desviar un penal o para escribir una crónica como esta, la última del 2008.
Salud, cruzados, y como nos dijimos aquel martes, recuerden tener siempre presente que:
Están los que usan siempre la misma ropa…
Están los que llevan amuletos o se hacen promesas.
Los que imploran mirando al cielo y los que creen en supersticiones.
Y están los que siguen corriendo, cuando las piernas le tiemblan.
Están los que siguen jugando cuando se les acabó el aire.
Los que siguen luchando cuando todo parece perdido.
Ellos están convencidos de que la vida es un desafío en si misma.
Sufren pero no se quejan, saben que el dolor pasa,el sudor se seca, el cansancio se termina…
Saben que hay algo que nunca desaparecerá:la satisfacción de lograr un sueño.
Sus cuerpos tienen la misma cantidad de músculos.
Por sus venas corre la misma sangre.
Lo que los hace diferentes es su espíritu y la determinación para alcanzar la cima.
Una cima a la que no se llega superando a los demás.
Sino superándose a uno mismo.
PD: El esfuerzo no se negocia, y no se negoció!!! Y dale dale dale dale dale dale UdeSA, dale dale dale dale dale San Andrés…

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